La vertiginosa historia de un optimista antropológico que confundió ilusiones con realidad hasta quedar colgado al borde del abismo, ante la incomprensión de la princesa de su pueblo.
Mimaki fue un creativo publicitario que abandonó el oficio para dedicarse a la vida contemplativa. En la actualidad se le podría catalogar como manipulador digital a tiempo completo, o rompepelotas disidente part-time. Considerado peligroso, va armado con un Mac G-5 del que no duda hacer uso indiscriminadamente.
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