martes, 13 de abril de 2010
HAPPY END
El día en que logra digerir los sapos aznarienses que ha debido
tragarse durante la jornada, Don Mariano Rajoy sueña con que la
película termina con el hombrecillo insufrible fundiéndose con
horizontes de grandeza, camino de un planeta a su servicio,
del brazo de su amante esposa.
Lástima que el reloj de su mesilla de noche, en lugar de despertarlo
con un ring-ring, lo espabile con un je-je.
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