viernes, 22 de octubre de 2010
LA ÚLTIMA SIESTA
Al despertar de la que sería su última siesta, Mariano Rajoy recibió
la evaluación de daños producidos por el torpedo Rubalcaba sobre
la línea de flotación del Partido Popular.
Se desperezó contrariado, bostezó con desgana y, entre las volutas
del que quizás fuera su último habano, pudo leer:
1) Nadie suponía que Zapatero tuviera capacidad de maniobra,
por lo que la Operación Rubalcaba ha sorprendido al partido con
el pié cambiado, originando un desconcierto general.
2) En un escenario que ha cambiado de la noche a la mañana,
no tenemos guión, desconocemos el argumento y los papeles
están mal repartidos.
3) Nuestras primeras declaraciones han sido tan inoprtunas como
nefastas, cuando no catastróficas, proporcionando munición de
grueso calibre al adversario.
4) Aunque tratemos de neutralizarlo por todos los medios, sería
un grave error menospreciar la capacidad, experiencia y habilidad
dialéctica del nuevo número dos del Gobierno.
5) Estamos en Alerta Naranja. Antes de que cunda el pánico, se
recomienda revisar urgentemente la estrategia del "fruto maduro"
y se considera imprescindible prohibir las siestas hasta nueva orden.
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