domingo, 15 de agosto de 2010
LA VENGANZA DEL CHINITO
Fernando nunca perdonó que la crema de la intelectualidad lo
etiquetara de saltimbanqui ideológico y prescindible literato, lo
que le llevó a separarse de la izquierdona para caer en brazos de
la derechorra. Una señora tan inculta como superficial que lo
crió a sus pechos, consintiéndole caprichos y excentricidades,
creyendo la buena mujer que transformaría a aquel díscolo
rojillo en un facha de provecho.
Pero él, espíritu de la contradicción, le correspondió epatando
burgueses y eyaculando al revés en una España de burguesía
inexistente, donde la gente de orden eyacula por derecho.
Y no satisfecho con ello, ahora quiere rematar la faena
fusionando las enseñanzas del Tao con el pensamiento de
José Antonio Primo de Rivera.
Cosas de Fernando.
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